martes, 4 de noviembre de 2008

Misa de Inauguración del Centenario de Alianza de Amor


Domingo 30 de Noviembre
10 a.m.
Centro de Espiritualidad de la Cruz*


¡Todos y todas cordialmente invitados a esta celebración que queremos que sea compartida!


Los esperamos con los brazos abiertos y dispuestos a que conozcan un poco más de nuestra Obra.
________________________________________________________________________________________________
*(Religiosas de la Cruz, Los Ángeles de San Rafael de Heredia, 100 Norte y 100 Este del Refugio de Animales o De la Iglesia Parroquial de Heredia 5 km Norte y 100 m Este - vía hacia el Monte de la Cruz)

Sobre los ejercicios espirituales

El fin de semana anterior los y las miembros de Alianza de Amor en Costa Rica tuvimos la oportunidad de compartir los Ejercicios Espirituales del año, en la Casa de las Religiosas de la Cruz. Marcamos con esta prepración el inicio del año jubilar que gozosamente celebraremos durante el 2009.
Aquí transcribimos el aporte de uno de nuestros compañeros sobre lo que significó esta experiencia y qué es lo que sigue...

_______________________________________________________________________________

Mi experiencia durante los ejercicios espirituales y el año jubilar en Alianza de Amor en Costa Rica.

Douglas Umaña.

¿Podrían ustedes imaginarse a aquelos primeros discípulos?. Contemplar la escena y percibir cómo eran atraídos hacia Jesús?. Los que hemos asitido de ejercicios esprituales en Alianza de Amor y especialmente los que hemos participado en este año “jubilar” por celebrar el 100 aniversario de la fundacion por parte de nuestra querida madre Conchita sentimos como hoy más que nunca hay un proceso interior de dejarse atraer por Jesús.

En estos días hemos recorrido las experiencias espirituales de nuestra vida, recordando (re-haciendo presente) la atracción interior hacia el “absoluto” que vivimos. Posiblementes caigamos en la cuenta de que nos sentíamos enormemente atraído pero que al mismo tiempo sentíamos una especie de temor reverente: era algo "fascinante y terrible" a la vez.

Pero más nos maravillamos cuando poco a poco fuimos descubriendo que ese “absoluto” que nos atraía no era "algo" sino Alguien (un Tú fascinante) que nos invitaba al diálogo porque nos amaba "desde antes". En un principio nos parecía como algo "lejos y fuera" y poco a poco fuimos introyectando que esa sensacion estaba "cerca y dentro".

El Padre Emilio desde el primer momento nos llamó a no ser esponjas que retienen el agua sino a ser espejos que reflejen ese dejarse hacer con recogimiento, humildad, pureza y sobre todo un gran amor. El encuentro con Jesús, ese “kerigma” será el hilo conductor del proceso de renovación que iniciamos y que nos acompañará durante todo este año.

Vivimos una cultura secularizada y un tanto difusa en el mundo y Alianza nos llama a que vivamos ese Jesús que nos ha amado con un corazón de hombre, que ha dado su vida para alcanzarnos la plenitud de vida en el Reino de Dios. En Jesús hallamos la plenitud que no conoce un antes, ni un después por que El es el Hijo de Dios, que ha borrado el pecado del mundo y nos ha reconciliado con el Padre.

Nos toca ahora hablar con el lenguaje del amor, del corazón y del espíritu del cristianismo sostenido en la Cruz, de un mundo en donde seamos consuelo con fraternidad, justicia y paz. Por nuestra vocación en oración y nuestra unión con el Sagrado Corazón de Jesús conservemos nuestra alma en el vigor espiritual. Conservemos nuestro corazón abierto a la visión de una Alianza de Amor entre la humanidad y Dios.

Hemos recibido la gracia de estar presentes el año 2009 durante el jubileo 100 años de fundación de una obra inspirada por el mismo Jesús y sera un periodo especial dentro dela celebración de esta gracia. Este año ya nos sentimos alegres por este Jubileo y ya empezamos a preparar nuestro espíritu y nuestro corazón para convertirlo en un tiempo especial de gracia y renovación para luego en comunión ser una obra misionera. La comunion es misionera y la misión es para la comunión.

Jesús se califica a sí mismo de "apóstol" o "misionero", "enviado" (Jn 3, 17-34; 7,16; Lc 4,18) a proclamar e instaurar el Reino de Dios entre los hombres (Lc 4,43). Su misión o envío es totalizante, acapara todo su ser y toda su obra: proclama la Buena Nueva no sólo con lo que dice y hace, sino también con lo que es. Su razón de ser es evangelizar y salvar a toda la humanidad mediante la predicación de su mensaje y por la inmolación de su propia vida de Redentor. Muriendo y resucitando, Jesús cumple la misión del Padre (Jn 10,18): la humanidad ha comenzado así su retorno al diseño original de Dios, que es el hacer de cada persona una donación a los hermanos como reflejo o imagen del Dios-Amor. "Más lo que ha sido predicado una vez por el Señor, o lo que en Él se ha obrado para la salvación del género humano, debe ser proclamado y difundido hasta los confines de la tierra" (Hech 1,8).

Esta es la misión que el Señor confía a su Iglesia y a nuestra obra Alianza de amor con el Sagrado Corazón de Jesús: continuar en la historia de la humanidad su presencia salvadora. Esta es la vocación de la Iglesia y del mensaje que Jesús le confía a Conchita: ser portadora del mensaje salvador de Cristo y hacerle visible a Él, con su acción salvadora, en medio de todos los pueblos.

Como en Jesús, la misión acapara todo su ser y todo su obrar. "Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrifico de Cristo memorial de su muerte y resurrección gloriosa.

Ahora bien, para la plena realización de esta obra, Cristo Jesús, que había prometido la luz y la fuerza de su Espíritu (Jn 14,26; Hech 1,7), envió de parte del Padre al Espíritu Santo, para que llevara a cabo interiormente su obra salvífica e impulsara a la Iglesia a extenderse a sí misma.

En Pentecostés, el Espíritu Santo se hace explícitamente presente como el que debe continuar la obra salvífica, basada en el sacrificio de la cruz y encomendada por Jesús a los apóstoles, a la Iglesia y, en ellos y por medio de ellos, ser "el protagonista trascendente de la realización de esta obra en el espíritu del hombre y en la historia del mundo". De este modo, Jesús evangelizador, ya resucitado, continúa viviendo en medio de su Iglesia y sigue comunicándole la misión recibida del Padre y la fuerza misionera del Espíritu.

En Alianza soplan vientos de cambio, de renovación en una obra en donde se prolonga la persona de Jesús, su palabra, su acción salvífica y sacrificial, su acción pastoral y la perspectiva de esta prolongación es siempre misionera y sin fronteras a través del Espíritu Santo nuestro consolador y nuestro amparo. "Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos… Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo". (Mt 28, 19-20)

La Santidad es obra de Jesús pero El no se impone. Requiere la respuesta libre del hombre. Quien ama a Dios desea responderle con todo el corazón, se esfuerza y persevera con la ayuda de la gracia para vencer la tendencia de la carne.


Hay ambiciones que son pecaminosas y otras que son necesarias para la santidad. San Pablo dice: "¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente" I Corintios 12:31. Ese camino es el amor a Dios y al prójimo puesto en práctica, imitando el amor perfecto que es Jesús. No desear otra cosa que agradarle en todo. Cuando agradarle requiere abrazar la cruz, bendita sea. Todo por El y para El.


Aspirar a la santidad es vivir humildemente para Dios: "¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer." Lucas 17,9-10

“El alma que ama a Dios de veras no deja por pereza de hacer lo que pueda para encontrar al Hijo de Dios, su Amado. Y después que ha hecho todo lo que puede, no se queda satisfecha, pues piensa que no ha hecho nada” -San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 1.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Como el ciervo desea las fuentes de las aguas, así te desea mi alma, oh Dios... ¿Cuándo vendré y apareceré ante la cara de Dios? -Sal. 41.

Un deseo concreto, que se aplica cada día.

¡Perseverancia!


Muchos se entusiasman por Cristo, pero como la semilla que cae en mala tierra, no perseveran, se dan así mismos "permiso" para aflojarse y pronto se quedan atados a los gustos y preocupaciones que desplazan a Dios del centro de sus vidas.

“Me dices que sí, que quieres. -Bien, pero ¿quieres como un avaro quiere su oro, como una madre quiere a su hijo, como un ambicioso quiere los honores o como un pobrecito sensual su placer? “-¿No? -Entonces no quieres” J. Escriva de Balaguer, Camino, n. 316

No esperar frutos fáciles. Es lucha de toda una vida

“Aunque me canse, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera” -Santa Teresa, Camino de perfección, 21, 2

Tener esperanza.

Si esta faltara, no seguiremos en la lucha. Creer que la santidad es inalcanzable es una gran tentación. ¡Es mentira!. Es escapismo. Si podemos ser santos porque Dios da la gracia y los medios. Dios no falla. Muchos han sido los grandes pecadores que llegaron a ser santos.

Que en nuestras comunidades cobijadas bajo este nuevo impulso que nos da el jubileo y por ende la renovación nos inspire el espíritu de corresponsabilidad entre todos los miembros. Haciendo de estas casas y escuelas de comunión en las que se viva la igualdad fundamental de la espiritualidad y la unidad en la diversidad. Que todos ofrezcamos en común los diversos dones y carismas para mostrar al mundo una obra signo de amor y de unidad que refleje el misterio de la Cruz.