sábado, 27 de diciembre de 2008

150 aniversario del Nacimiento de Félix de Jesús Rougier


El pasado 17 de Diciembre del 2008 juntamente con otras instituciones de la Familia de la Cruz en México se inició la celebración de un año Jubilar en el que estamos invitados a Celebrar el 150 aniversario del nacimiento de Félix de Jesús Rougier, festejos que se concluirán el 17 de Diciembre del 2009.

Hacemos extensiva la invitación de nuestro Concejo Central para que por medio de la figura de nuestro Padre lo encontremos como modelo de obediencia a la voluntad de Dios, que su ejemplo sea un impulso en la vivencia de la vocación que cada uno ha recibido, teniendo en cuenta las necesidades y anhelos más profundos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

A continuación para el inicio de estas celebraciones algunos rasgos de su vida que nos impulsan en nuestro caminar por la Espiritualidad de la Cruz;

Su amor a la Cruz:
Nuestro Padre Félix de Jesús Rougier no era un hombre que buscara el sufrimiento, él era un hombre que aceptaba con amor y alegría los dolores del camino pues sabía que el dolor, cuando llega, puede usarse como un gran camino para mejorar como personas y ser un espacio de esperanza y de búsqueda de Dios.
En el mundo de hoy existe un miedo a la Cruz tremendo porque no comprendemos que más allá del peso de la Cruz está el amor de Dios un amor que nos sostiene ante cualquier problema, pues bien, Nuestro Padre sabía entender que el dolor es el paso para el cielo, que el dolor puede salvar almas, que el dolor nos une con Jesús y que de hecho
cuando hay amor siempre hay dolor y que él lugar donde en verdad no hay dolor es el cielo ahí a donde después de la Cruz llegaremos.
N.P. Félix en vez de amargarse, enojarse, maldecir, odiar, etc. por los dolores del camino lo que él hacía era tomarlos con la filosofía cristiana, es decir, desde un punto de vista esperanzador y lleno de amor pero de un amor basado en la gran verdad que es Dios pues sabía que de nada sirve amargarse ante el dolor y que de mucho sirve tomarlo con esperanza y por entrega a la causa de la salvación de las almas, el P. Félix lograba, aunque claro que le costaba, hacer de sus cruces un camino de vida, Nuestro Padre, no buscaba la felicidad sino en la Cruz y qué maravilla porque él podía prolongar su alegría no solo en los buenos momentos sino también en los malos. Nuestro Padre fue un hombre de vida, alegría, esperanza, y todo esto no lo hizo de un día para otro, sino que fue el resultado de todo un caminar, un caminar que hizo al lado de Cristo quien fue, desde siempre, su gran amor. Su enfermero el Hermano Agustín decía que la última vez que el P. Félix celebró la misa, cada vez que la suspendía por sus problemas de salud, se le oía recitar “Eso quieres tu, eso quiero yo”, claramente se refería a Jesús y lo decía no para que lo oyeran sino para reafirmar en la fe, de hecho, el P. Félix posiblemente ni cuenta se dio que el enfermero lo hubiera oído. Sobre la Cruz el enseñaba "Jesús nos dice que si queremos ser sus discípulos tenemos que seguirlo cargando la "cruz de cada día". Así que sin cruz, no podemos seguir a Jesús. Pero esa cruz diaria no consiste en hacer penitencias, sino en ofrecer a Dios con amor todo lo que nos cuesta: la observancia religiosa, la paciencia con los demás, el cumplimiento fiel de todos nuestros deberes, la oración cuando estamos en tiempo de aridez espiritual, al vencer las tentaciones para cumplir los mandamientos de Dios. Todo eso es "la cruz de cada día".
Su bondad:
Todos los que conocieron a Nuestro Padre Félix hablan de su impresionante bondad y es que cuando una persona tiene una relación especial con Dios es evidente que de esa persona sale más bondad que pecados porque Dios le concede la gracia de ser un alma que irradia bondad.
Cuentan quienes lo conocieron que los pobres de Tlalpan en la Ciudad de México recibían de él un significativo apoyo, así mismo, se cuenta que en una ocasión junto con otro religioso pidió un taxi y al bajar el religioso del taxi le dio el dinero del pasaje pero el taxista le devolvió todo el dinero, a penas se enteró el P. Félix le pidió a su alumno religioso que le regresara el cambio al taxista, como agradecimiento, su bondad se refleja aún en sus fotografías.
Evidentemente no era el dinero su máxima expresión de bondad, el vivía la bondad al escuchar a los niños(a) que se le acercaban y a quienes le daba la bendición, el vivía la bondad con todas las personas que le pedían consejos, el
vivía la bondad al buscar servir a los demás y pensar en ellos antes que en él, además siendo respetuoso con los sacerdotes, en fin, Jesús refleja en los suyos la bondad y admiro como el P. Félix sigue teniendo bondad del mundo porque sigue intercediendo por nosotros ante Dios. Mientras estuvo en Colombia le tocó la “Guerra de los mil días” y a penas pudo fundó un apostolado para recaudar recursos para alimentar a la población hambrienta por el caos de la guerra. La Sra. Lupita Guzmán, una vez me comentó, que ella al conocerlo quedó muy impresionada por la bondad y su mirada que, de hecho, refleja un no se qué muy cristiano.
La bondad lo llevó a trabajar por los indígenas y ser un ardiente misionero que iba por el mundo dando alegría con el mensaje de Cristo y que disfrutaba servir al Señor, vivía para él, en fin, buscaba a pesar de sus limitaciones hacer la voluntad del Padre a quien vale la pena recalcar siempre le tuvo un amor de predilección.

Su valentía:
Ser cristiano nunca ha sido fácil, ni lo será, por eso se requiere que seamos valientes en Cristo, ante esto, el P. Félix nos deja una buena enseñanza pues fue muy valiente para aceptar la voluntad de Dios. Cuando recién llegó a la Ciudad de México se encontró, en confesión, con la Venerable Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida, laica y mística mexicana, quien le comunicó, diciéndole cosas que solo el P. Félix sabía de su espíritu, que debía ser él quien trabajara por las Obras de la Cruz fundando la quinta obra de estas, los Misioneros del Espíritu Santo. Después de tal llamado, tras este encuentro providencial, y de pedir los debidos consejos el P. Félix se lanzó valientemente a diez años fuera de México, diez años de burlas, críticas y demás persecuciones pues no se le daba el permiso de dicha fundación, sin embargo, con gran valentía vivió al lado de Dios y acompañado de la Virgen María, a quien tanto quiso, hasta que el 25 de diciembre de 1914 pudo, en plena persecución religiosa, fundar su amada Congregación de Misioneros del Espíritu Santo, solo alguien con tanta valentía, pero sobre todo, con tanta fe hubiera fundado en tiempos de crisis como estos pero lo que importa es que fue valiente al llamado de Dios.

Su trato consigo mismo:
Muchas veces creemos que la santidad se consigue de un día para otro y cuando fallamos nos maltratamos a nosotros mismos. Pues bien, el P. Félix sabiéndose imperfecto y limitado lo que hacía era buscar controlarse y seguir trabajando por mejorar y así responder al llamado de Dios. Él solía decir que un cristiano debe estar dispuesto a serlo cada nuevo día porque en verdad que la vida espiritual exige paciencia y, sobre todo, un buen trato con uno mismo de tal forma que no caigamos en la rigidez. Así como no era duro consigo mismo tampoco lo era con los demás, aunque claro, sabía también como hacerle para
no caer en la tentación de ver todo de forma relativa. El P. Luis Martínez M.Sp.S. nos cuenta su experiencia al confesarse con Nuestro Padre:
“AQUEL AÑO DE 1935, lo recuerdo sentado en el recibidor, rodeado de los siete misionerillos en proyecto. El, narraba cuentos en francés. Los chicos debíamos traducirlos, porque estudiábamos el método que el había compuesto: El francés aprendido en un mes. Hacíamos competencias sobre dicho método, de manera que estábamos en condiciones de lucir nuestros conocimientos ante Nuestro Padre. Luego el, sonriendo, miraba a cada uno de sus hijos con aquella mirada profunda y apacible como el cielo infinito, y seguía la "chorchita". Se conversaba, se reía, y éramos todos felices. En aquella ocasión (estando visitando al P. Félix), en medio de la entrevista, cruzó por mi mente una idea, fruto en parte de la veneración profunda hacia Nuestro Padre y en parte de mi vanidad infantil: ¿Por que no confesarme con Nuestro Padre? ¡Que privilegio! porque seguramente a ninguno de mis compañeros se le había ocurrido. Yo seria el único privilegiado, Le pedí pues, a Nuestro Padre, que me confesara. Como es natural, Nuestro Padre accedió bondadosamente y oyó mi confesión”

Su amor a María, después de Jesús:
Nuestro Padre Félix solía explicar que después del amor a Jesús, en su calidad de Dios, tenemos el amor a María Santísima. Él sabía que ante todo está Dios y que el merece toda la gloria pero también sabía que la Virgen María es la madre de Dios y que ella nos ayuda para acercarnos más y más a Jesús porque como madre tiene la misión de darnos a conocer más sobre su hijo Jesucristo. Nuestro Padre Félix emitió como últimas palabras antes de retornar a la Casa del Padre: “Con María todo, sin ella nada”, esta frase me cala en lo más profundo del alma porque refleja el amor de Nuestro Padre a María Santísima a quien se consagraba con frecuencia, sin duda alguna, la Virgen María siempre le asistió a la hora de sus viajes, trabajos, oraciones, enfermedades y retos. Que, a ejemplo del P. Félix, sepamos después de hablar con Dios decir ¡Con María todo, sin ella nada!

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sobre la Alianza de Amor...

¿Qué carisma vivimos?

Los miembros de la Alianza de Amor somos laicos llamados a vivir en plenitud nuestra consagración bautismal. Lo hacemos mediante un compromiso explícito y público por el cual asumimos y renovamos esta consagración para que Dios nos conduzca a la santidad, participando así también de la misión salvífica de Jesús.
Ofrecemos nuestra vida diaria por la santificación del mundo, y especialmente por los sacerdotes.
Por medio de nuestro testimonio de vida buscamos transformar el mundo para consagrarlo a Dios, así también evangelizar la vida familiar, social, laboral, cultural y política.


Espiritualidad

La espiritualidad de la Cruz es el camino particular de seguimiento de Jesús por medio del cual Alianza de Amor busca la santidad.
Vivimos el sacerdocio común a todos los cristianos, transformándonos en Jesús Sacerdote y Víctima (que ofrece y se ofrece) haciendo de nosotros una "cruz viva".
Buscamos unirnos íntimamente a Jesús haciendo sagrado lo cotidiano al unirlo a su oblación con el único fin sacerdotal de glorificar al Padre mediante el reinado del Espíritu Santo en las almas. Siempre con María y por la santificación de las personas y especialmente de los sacerdotes.
Principalmente nuestra Obra se centra en dar consuelo al Corazón de Jesús, conociendo y amando sus dolores más íntimos.



Nuestra formación

Se vive como un proceso integral, progresivo y permanente que busca alcanzar la maduración en todos los aspectos de la fe y de la persona.
Etapas:
-Evangelización y catequesis
-Iniciación
-Profundización I y II
-Formación permanente
Áreas:
-Humana
-Cristiana
-Vivencia comunitaria
-Espiritualidad de la Cruz
-Misión en el carisma de la Obra

¿Cómo estamos organizados?

- Pequeña comunidad: es la célula base de la Obra, en ellas los miembros se forman de acuerdo con la etapa en la que se encuentren.
- Centro local: está constituido por una o varias pequeñas comunidades, es fundado por la Asociación y en Costa Rica se llama Centro Reina de los Ángeles.
- Consejo local: autoridad que rige a un centro local, formada por cuatro miembros del centro asesorados por un Misionero del Espíritu Santo y una Religiosa de la Cruz con el Sagrado Corazón de Jesús.
- Consejo Central: es la autoridad superior de la Obra mundialmente, con sede en México.


Compromiso propio:

-Ser persona que vive en el mundo.

-Ser bautizado que vive en la Iglesia.

-Ser discípulo que vive en alianza de Amor.