viernes, 21 de mayo de 2010

“La Alianza de Amor tiene que tomar vida en ti, no por lo que eres, sino por lo que tienes y te he dado.” (CC 33,263

Por Emilia Solís

En la Casa de Alianza de Amor, en Jesús María, San Luis de Potosí, me llamó mucho laimage atención esta frase de la Cuenta de Conciencia de Conchita.

Después de un rato de meditarla me dije: Esta es una gran tarea y una gran responsabilidad. Buscar lo que tengo y buscar lo que Dios me ha dado… Y esta tarea a veces resulta complicada para algunos porque cómo nos cuesta hurgar en nosotros mismos; siempre buscamos afuera, en el exterior, en los otros, en las circunstancias y se nos dificulta caer en la cuenta que en nuestro interior está la razón de nuestro existir, de nuestro amar, de nuestro dar y darnos. Una frase por ahí dice que nos lamentamos por lo que no tenemos y no agradecemos lo que sí poseemos… Reconocer nuestras debilidades y defectos es fácil para algunos; buscar todo lo valioso que anida en nuestro interior, lo que Dios nos ha regalado y lo que nosotros mismos hemos cultivado, no resulta tan sencillo para muchos. Me refiero concretamente a las virtudes que nos mueven a hacer el bien y que quizá, porque poseemos pocas o muchas, es que nos sentimos un día llamados a pertenecer a Alianza de Amor… pero esta pertenencia nos demanda atender esa petición que Jesús le hizo a Conchita “La Alianza de Amor tiene que tomar vida en ti, no por lo que eres, sino por lo que tienes y te he dado.”

Por ahí va mi reflexión, justamente en este año que se nos propone profundizar más en la “Cadena de Amor”, para que nuestra Obra de Alianza tome vida en nosotros, como lo quiere Él “… tomar vida en ti…” no por lo que somos sino por lo que descubramos de valioso en nosotros, sea por las virtudes naturales que hayamos cultivado, sea por las virtudes sobrenaturales que Dios nos ha regalado. Pero ¿conocemos, reconocemos y asumimos realmente esa riqueza?

Esta es la gran tarea y de ahí la importancia de la Formación que tenemos en nuestros Retiros y en las Pequeñas Comunidades, porque a pesar de que este ejercicio de reconocer nuestras virtudes lo hayamos hecho en diferentes momentos de nuestra vida, no acabamos de convencernos que, aunque somos de barro, Dios nos ha regalado unas virtudes sobrenaturales que crecen al crecer nuestra unión con Él, por medio de la Eucaristía, la oración, el ofrecer los sufrimientos, el trabajo, etc.; así es como obtenemos “vida en abundancia” para dar y darla. Pero también tenemos virtudes naturales, que son aquellas que adquirimos al nacer o por nuestro propio esfuerzo, que hay que nutrirlas ejercitándolas en el día a día, en todos nuestros actos, en las relaciones con los demás, en las dificultades que se nos presentan. Para reforzar nuestras virtudes y para ayudar a eliminar los vicios que entorpecen nuestro crecimiento espiritual, contamos con la eficaz asistencia del Espíritu Santo. Por otro lado, una estrecha relación con Dios hace que aumente en nosotros el deseo de hacer el bien y esta práctica hace que se desarrolle en nosotros otras virtudes naturales. Esto es ejercitar en nosotros la “Cadena de Amor”.

En la Familia de la Cruz, y particularmente en Alianza de Amor, tenemos a Conchita como modelo de una auténtica vida laical por excelencia; ella tomó muy en serio su vida espiritual y cristiana porque logró la unión entre su vida cotidiana y su oración. Escribió en su Cuenta de Conciencia: “Ser esposa y madre no me impidió jamás la vida espiritual” (cf. CC 15,245). Y en otra parte leemos: “He simplificado mi vida en ser Madre” de ocho hijos y madre espiritual de todos los que intentamos vivir el legado que dejó para toda la Iglesia, la Espiritualidad de la Cruz.

Como nuestra Madre, tenemos y necesitamos tomar en serio nuestro ser cristiano. Reconocer y asumir nuestras virtudes, luchar hasta vencer nuestros vicios nos ayudará a alcanzar esa vida de amor en perfección y santidad que Jesús también nos pide a nosotros como hijas e hijos de Alianza de Amor. Así, agradecidos con Dios por lo que tenemos y nos ha dado, contribuiremos a darle vida y vida en abundancia a nuestra querida Obra.

.¡Jesús, Salvador de los hombres, sálvalos, sálvalos!

Semana Santa con “sexto sentido”

Por Douglas Umaña*

La vivencia de esta Semana Santa en León XIII a donde fuimos invitados como misioneros requirió de los cinco sentidos y hasta de un sexto sentido para saber reconocer donde hay que estar; que día hay que estar, a qué hora hay que estar y por encima de todo, saber estar.

Los sentidos funcionan juntos o por separado, pero todos son evocadores de momentos o vivencias imborrables, La Semana Santa y La Cuaresma, se huele, se toca, se oye, se ve y se puede saborear, es inmensamente sensorial; en suma un ramillete de recuerdos y esperanzas.

El olor puede ser del  pasado como el incienso impregnado en la túnica que nos recuerda esa gloriosa estación de penitencia, el vestido de una mañana de jueves Santo en la Magdalena, un olor de futuro al quemarse una vela o cuando entramos por calles con olores que nos hacen recordar….amor y dolor.

En cuanto al tacto, todos somos tan imprudentes como “Tomas” pues necesitamos tocar para creer. Sentir a las personas, sentir el suelo con nuestros pies de misioneros y sentir cómo se vive aquí. Extender las manos hacia los “Cristos” de esta tierra, esas personas que llevan en su cuerpo las marcas de la pasión pero descubrir en sus ojos la esperanza de la resurrección…sentir esto es como tocar la luz de la fe,  donde modelamos nuestras Semana Santas.

La Semana Santa, no se ve sencillamente sino que inunda nuestra retinas, se inunda de lagrimas al sentir al que “Todo lo Puede”, al Hijo de Dios que nos lanza una mirada directa a nuestro corazón, donde no hay escondite ni escapatoria posible a su paso por nuestras vidas.

Una Semana Santa llena de buenos sabores tanto para nuestro paladar como para nuestros sentidos más profundos del gusto, tiempo de Alegría y gozo con un sabor de resurrección, con un sabor a pan y vino. Todo esto junto o por separado, de estas mil y una sensaciones  harán que en nuestro cerebro y en nuestro corazón cobres forma y vida mi buen Jesús.

 

*Postulante del Diaconado Permanente, Arquidiócesis de San José, C.R.

ÚLTIMA HORA: ¡¡¡EL AMOR NO EXISTE!!!

Por Marta Rodríguez

¿Te desconcertaste al leer esto?

¡Qué bueno!

Compartiendo con mi querida comunidad “Cruz de Jesús “, este tema del Amor, hemos descubierto que el tema ha sido muy manoseado, aparte de lo que cada persona en su lenguaje interpreta, que es dar y recibir amor. Amar no es ser servil o disponibilidad con sonrisa incluida los 24/7, pero si dependiendo del grado de relación que se trate, varía obviamente esa entrega, por ejemplo: la entrega de Jesús por nosotros o la entrega de un día de trabajo de una madre por su hija.

¿Pero cómo hacemos vida el Amor? Empecemos porque todo lo que hagamos, hagámoslo con atención, dedicación, entrega al 100% y delicadeza, para nosotros mismos y para los que nos rodean, nos simpaticen o no, debemos recordarnos que siempre merecemos ser estimados y los demás merecen nuestra estima.

Hacer vida el Amor dista de lo lirico, y los “arco iris” o fachadas de felicidad; amor que nos plantea la sociedad contemporánea. Amar implica: tolerancia, respeto, verdad y muchos principios más, también de herramientas que ya poseemos o las podemos aprender en el camino. ¡Cuanto aprendemos de la Fidelidad de Dios! Que nos ama a pesar nuestro, en el sentido de nuestra falibilidad, aunque fallemos y Le fallemos El permanece con nosotros todos los días de nuestra vida. Aunque a veces nos cueste entenderlo y hasta creérnoslo.

El Amor que nos da Dios, es gratuito y está disponible para vos también ¿te atrevés a aceptarlo? Tené presente que Jesús ELIGIÓ, entregar Su vida por vos y por mí. Con ello lo que nos enseña que Ser Víctimas no es llorar y llorar; es disponernos a hacer la voluntad de Dios, no a hacer a Dios a nuestra voluntad. Amarlo a Él es eso, disponernos con todo nuestro ser, mente y corazón, al Santo Espíritu, porque solo Él, Quién nos ha creado, nos conoce verdaderamente y nos podrá guiar hacia toda verdad.

¡Vivamos el Amor en cada detalle! Hagamos que nuestras palabras concuerden con nuestros actos, les propongo con cariño, a preguntarnos cada día:

  • ¿A qué me llama hoy Dios?
  • ¿Hacia donde me guían los hechos acontecidos en mi vida en las últimas horas vividas?
  • ¿Cómo lo viviría hoy, Él? ¿Cuál sería Su respuesta a esos eventos?

Será entonces momento de callar, escuchar y dejarnos guiar por Él.

Así, disponiéndonos minuto a minuto, hora a hora y día a día, será un eslabón en La Cadena de Amor. Un Amor que Salva.

lunes, 3 de mayo de 2010

Compartir la experiencia en Nicaragua

Hace un par de semanas un grupo de peregrinos anduvo por Nicaragua, nos comparten sus experiencias con una crónica y algunas fotografías.