viernes, 24 de septiembre de 2010

Amar en tiempos difíciles

P. Carlos Francisco Vera Soto, msps

La patria nos necesita, la Iglesia nos necesita, nuestra ciudad nos necesita. Aquí, en donde hemos sido plantados quiere Dios que demos frutos. ¿Qué hacer? Oponer a todo el mal que descubrimos, todo el bien de lo que somos capaces. Hoy el Señor, nuestro Dios, nos está invitando a Amar en tiempos difíciles. ¿Qué le vamos a responder? “Espérate Señor, a que se compongan las cosas”, “Deja que se arregle la situación y entonces”, “Dame chance, nomás me voy unos añitos a MacAllen”, “Pues yo a San Antonio”, “Prefiero Houston, hay más oportunidades”. No. “Señor, yo quiero aprender a amar aquí, en este lugar en el que tú me pusiste”. “Tú y tu Madre vivieron en tiempos de violencia, en un lugar ocupado por los Romanos; ahí sí que la vida no valía nada y ustedes, junto al bueno de san José, santificaron aquellos lugares derramando todo el amor que tenían dentro. Hicieron de aquellas tierras, azotadas por la violencia, la “Tierra Santa”. ¿Por qué no nos ayudan a hacer lo mismo con nuestras ciudades?; Ayúdenos, Jesús, José y María a vivir el amor en tiempos difíciles”. Amén.

La experiencia de Conchita Cabrera de Armida se hizo en estas dos direcciones; en un profundo amor y sumergida por el dolor. Aquí hay uno, de los cientos de textos que podríamos citar sobre su experiencia:

“Mi oración de hoy, muy de unión, sin hablar: sólo sentir, sentir... en un profundo silencio; todo lo que al exterior salía era de humillación, profundos suspiros, dequienes_conchita ansias por hundirme, aniquilarme... Usted me entiende, Padre mío. (246) [6,164] Se duerme el cuerpo; casi no se puede uno mover, se sueltan los brazos y las piernas y por dentro, inunda, inunda como un mansísimo arroyo de paz, de dulzura, de bienestar indefinible y santo... pero esto adoloridamente no sé cómo explicar. El calor me sube al rostro, y no sé Padre mío, más que amar... amar... y más amar... ofreciéndolo a usted y ofreciéndome a mí a este Ser divino, nuestro Dios, nuestro Dueño, nuestro entrañable y único amor... ¡Bendito seas, Señor, y sostennos... María, María... guárdanos, guárdanos. Me dijo Jesús ayer que todas sus Obras llevaban el sello de la Cruz y que cuánto más debía ser esto en las Obras de la Cruz, pero que no temamos ni vacilemos, que Él triunfó crucificado y que nosotros de igual manera triunfaremos, levantando la Cruz, que la tiene el mundo postergada, para darle gloria” (CC, 6, 164. 27 de agosto de 1895).

En este texto podemos observar varias cosas:

  • Conchita busca la unión con Dios a través de la oración.
  • Es una oración afectiva; sentir tiene un lugar preponderante.
  • Esto porque se está delante de una Persona.
  • En un profundo silencio.
  • Experimenta paz, dulzura, bienestar indefinible, santo.
  • Pero también experimenta dolor.
  • Y no sabe más que amar, y más amar.
  • El movimiento de su corazón consiste en ofrecer y ofrecerse.
  • Sabe que todo está sellado con la Cruz.
  • Jesús la invita a triunfar en y con la Cruz.
  • Jesús le pide que no vacile ni tenga miedo.

Este texto, que es bastante antiguo, resume bastante bien toda su experiencia cristiana, su apostolado y su vocación-misión.

Estructura de la misa

Desde el Centro Cruz de Jesús en Mexicali nos envían un hermoso documento que explica claramente la estructura de la Misa. Esperamos que les sea de utilidad, que lo disfruten y compartan.