lunes, 23 de febrero de 2009

Compromiso propio de Alianza de Amor

Ana Lorena Arce

Para vivir un compromiso propio de Alianza de Amor, debemos estar muy claros de nuestra identidad. Con nuestro Bautismo pasamos a ser hijos de Dios, miembros de la Iglesia. Alianza nos llama muy especialmente a profundizar en ¿quién soy yo como persona que vive en el mundo, como bautizado que vive en la Iglesia y discípulo que vive en Alianza de Amor?

Esto nos conduce a reflexionar en el ¿Cómo?

Tener siempre claro que pertenecer a Alianza de Amor es estar conscientes que esto nos lleva a adoptar un estilo de vida especial, somos laicos comprometidos a dar testimonio de vida.

No es un grupo de estudio, no es un grupo de oración, es un modo de vivir para Dios y con Dios para bien de toda la Iglesia. Esta es la importancia de poner especial atención en encarnar en nosotros nuestra identidad libre y gozosamente.

Hay tres aspectos en los que nos comprometemos a vivir en armonía dentro de nuestra realidad laical.

*Ser persona que vive en el mundo.

*Ser bautizado que vive en la Iglesia.

*Ser discípulo que vive en Alianza de Amor.

1-Ser persona que vive en el mundo: comprometido a vivir en unión con Dios asumiendo las responsabilidades familiares, sociales y políticas. Estando en un proceso de autoconocimiento y madurez propia, y así poder ser sensibles a las realidades y retos de nuestro entorno.

2-Nuestro ser de bautizado que vive en la Iglesia nos hace asumir también este camino de unión con Dios. Siempre buscando y aceptando su voluntad.

Para esto es necesario una vida sacramental, conocimiento y ejercicio de las virtudes, participación en la Iglesia en la transformación de nuestras realidades temporales y muy especialmente esforzarnos en nuestra vida comunitaria. Aceptando con amor la cruz de cada día.

La pequeña comunidad será nuestro lugar de crecimiento en la fe, caridad y acompañamiento mutuo. Compartiendo nuestra realidad personal, acción apostólica, fortaleciendo la unidad signo de comunión con Cristo.

Esforzándonos por vivir la Espiritualidad de la Cruz integrándonos en la misión de la Iglesia.

Y buscar siempre una dirección espiritual adecuada es fundamental para nuestro crecimiento.

3- Ser discípulo que vive en Alianza de Amor: Nos compromete a asumir la Espiritualidad de la Cruz como forma característica de seguir a Jesús.

Viviendo los estatutos y fuentes de la Obra hasta alcanzar la santidad. HACIÉNDOLOS VIDA.

Somos hijos muy amados por el Padre, fuimos llamados por nuestro propio nombre y está en nosotros responder con confianza y amor a ser partícipes de la construcción del Reino del Espíritu Santo.

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